lunes, 31 de octubre de 2016

Las mariposas reciben el nombre científico de lepidópteros (significa alas escamosas), porque sus alas están recubiertas por miles de escamas diminutas e imbricadas. Pertenecen al orden de los insectos.
A día de hoy se conocen unas 170.000 especies de lepidópteros: una décima parte son diurnas, y el resto son nocturnas.  Su inmensa diversidad y su gran capacidad para adaptarse a cualquier clima, las sitúa entre las criaturas con más éxito evolutivo de la tierra: sus hábitats cubren desde la tundra ártica y las cumbres alpinas hasta los tórridos manglares y selvas tropicales.

Las mariposas y su relación con las flores

Las mariposas adultas son capaces de alimentarse del néctar de las flores, que es la fuente de sustento de la mayoría de estas especies. Las plantas se benefician de esta asociación porque, mientras se alimentan, los insectos transfieren el polen de una a otra asegurando así su reproducción, es la zoocoria.
Las mariposas se nutren gracias a su trompa, un tubo largo y hueco que se enrolla en espiral (por este motivo se llama espiritrompa), cuya longitud está en estrecha relación con la forma de la flor nutricia. Cuando el animal no la utiliza, permanece arrollada bajo la cabeza, pero cuando la extiende puede sondar con ella las profundidades de una flor en busca de néctar.

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